Esas expresiones simples, y las expresiones más complejas que pueden formarse combinando aquéllas (como las palabras en una frase), son de varios tipos: pueden se caracteres simples, es decir letras o números, signos de operaciones matemáticas, signos de operaciones comparativas, signos de operaciones lógicas, funciones, órdenes de teclado, signos de puntuación, órdenes y sentencias y caracteres gráficos (para entendernos, dibujitos). Esto plantea un problema de teclado bastante serio. Por razones de precio y sobre todo de espacio, un pequeño microordenador no puede tener una tecla para cada posible expresión. De hecho, el teclado del ZX81 trae solamente 40 teclas de contacto (de esas que no se hunden, sino que actúan con sólo tocarlas), y las expresiones posibles (de operador a máquina) son exactamente 189 si se considera a las letras y números en negativo (blanco sobre fondo negro) como expresiones distintas de las mismas en negro sobre blanco. El sueño de todo poseedor de un ZX81 es ganar la quiniela y cambiarse a uno de esos miniordenadores más caros, entre otras cosas porque el teclado es más amplio y las expresiones están más separadas. Pero acostumbrándose al teclado del ZX no es difícil en un par de meses moverse por él como si fuera una máquina de escribir corriente. Hay algunas cosas que ayudan. En primer lugar, la tecla SHIFT, que equivale al levantador de mayúsculas en máquina de escribir, sólo que en este caso hace pasar del carácter principal, grande y en negro, al que casi siempre aparece en la misma tecla pero en rojo, más arriba y a la derecha. (Por ejemplo, la palabra STOP en vez de la letra A.)

Además, el ordenador sólo leerá las sentencias (que en general aparecen arriba de la tecla) cuando las esté esperando, cosa que el operador sabe porque ve una K en negativo en la esquina inferior izquierda de la pantalla o al final de lo que lleva escrito de una línea. En cambio, si la K se cambia por una L en negativo, es que el ordenador espera una letra o número, si es una G espera un carácter en negativo o un dibujito, y si una F espera una función (éstas casi siempre aparecen escritas abajo de alguna tecla). Para aclarar esto, la tabla que aparece en esta misma página, al pie de columna, muestra todo lo que puede hacerse utilizando solamente la tecla de la G. Las expresiones K y L (ambas en negativo) mediante las cuales el ordenador indica qué es lo que está esperando, y por lo tanto cómo entenderá una tecla que se pulse, se intercambian entre sí automáticamente según la misma lógica de construcción de las líneas de programa, es decir, que el operador no necesita ocuparse de ellas ni puede cambiarlas (aunque hay un truco para traer de vuelta la K cuando el ordenador está empecinado en poner una L). En cambio, la G y la F hay que pedirlas, pulsando al mismo tiempo SHIFT y 9 o bien SHIFT y NEWLINE, respectivamente. La G quedará como tal hasta que se vuelva a pulsar SHIFT y 9, en cuyo caso cambia a L. En cambio, la F se esfuma automáticamente luego de haber entrado una función; en su lugar aparecerá una L.
Una aclaración importante: no es lo mismo entrar la palabra STOP, por ejemplo, pulsando SHIFT y la tecla de la A, que escribir STOP letra a letra.

El ZX81 sólo entenderá la orden si se le dice de la primera manera, pero no puede interpretar las palabras escritas letra a letra. Esto no es así en otros ordenadores, pero sí en los de Sinclair y de tipo similar.
Sin entrar demasiado en detalle acerca de su uso, que se aclarará más adelante, conviene echar un vistazo a esas 189 expresiones que se le pueden decir al ordenador, y cómo las entiende éste.
Ordenes y sentencias. Dicen al ordenador qué debe hacer con lo que sigue, pero mientras las órdenes las puede cumplir de inmediato, las sentencias van en líneas de programa, y el ordenador recién las ejecutará cuando se le pida que cumpla el programa, al llegar a esa línea. Muchas expresiones son a la vez órdenes y sentencias; de hecho, casi todas las órdenes pueden ponerse en un programa y utilizarse como sentencias. Lo contrario, en cambio, no es cierto: hay unas cuantas sentencias que no se pueden cumplir como órdenes inmediatas, es decir que sólo funcionan y tienen sentido dentro de un programa. Las órdenes y sentencias le dicen al ordenador qué hacer porque de otro modo el ordenador no hará nada. Esto puede parecer una reverenda tontería, pero con más frecuencia de lo que uno se imagina el aficionado comete el error de dar por sobreentendido lo que el ordenador necesita que le expliquen: el ordenador no sobreentiende nada. Para dar un ejemplo, la expresión PRINT, que vale como una sentencia u orden, le ordena a la computadora que escriba en la pantalla lo que sigue. Ahora bien, si uno enciende ordenador y televisor, los conecta, observa la pantalla (en blanco, con una K en negativo en la esquina inferior izquierda) e intenta escribir 2 2, de ningún modo logrará que el ordenador le muestre un 4: el ordenador sabe cuánto es esa suma, pero nadie le ha pedido que haga nada con ella, por ejemplo mostrar el resultado; por lo demás, como abajo habla una K, y no una L, el ordenador entenderá que el operador le está tomando el pelo y lo mandará a paseo. Lo correcto habría sido escribir: PRINT 2 2 NEWLINE. y así el ordenador escribirá obedientemente un 4 en la línea de arriba de la pantalla. En otro artículo de esta serie, cuando se hable de cómo se programa correctamente, se verán más en detalle los usos posibles de las órdenes y sentencias, de las cuales se da ahora sólo el significado elemental para la máquina:
PLOT (DIBUJA). Representa mediante una línea de puntos contiguos la función que sigue (o bien pon un punto negro en el o en los lugares que te señalaré). Cada punto mide la cuarta parte del espacio cuadrado ocupado normalmente por un carácter. La cantidad de puntos distintos que puede utilizar un ordenador se mide en pixeIs. El ZX81 tiene relativamente pocos pixeIs (algo menos de 3.000), y los trazos le salen bastante temblorosos. Los grandes ordenadores tiene quizá 100 veces más pixels, y pueden realizar gráficos y dibujos de alta definición.